La astilladora es una herramienta muy útil que ayuda a ahorrar tiempo y esfuerzo, pudiendo ser rentable a lo largo del tiempo siempre que se le dé el mantenimiento oportuno para tenerla en buen estado. Su uso principal consiste en reducir los troncos de madera al tamaño deseado, normalmente a un peso menor para facilitar su manipulación.

Se trata además de una máquina que se puede emplear tanto en el sector particular o doméstico, para conseguir leña propia de chimeneas o cocina, como en el industrial o profesional, en lugares como los aserraderos o talas.

Funcionamiento de la astilladora

Consiste en una herramienta de gran tamaño hecha con materiales resistentes, con un diseño similar a una mesa o banco de trabajo, es decir, alargada de forma vertical u horizontal, y cuyo mecanismo es más fácil de lo que se cree, pues se basan en la aplicación de una fuerte presión consiguiendo que los troncos partan de manera lineal y precisa.

El corte lo realiza una punta metálica, parecida a una hacha, y lo hace por donde uno más lo desee, pues el tronco se incorpora en la máquina en la posición que más se apropie con el fin de que la punta corte por la zona querida. Esta pieza se mueve gracias a un sistema hidráulico que funciona de distintas maneras, bien por combustible, bien por electricidad o por toma de fuerza de los tractores, pero todas ellas aportando la potencia necesaria.

Ventajas de la astilladora

Esta máquina es muy solicitada en el sector maderero debido a su gran utilidad en el trabajo forestal, siendo de un precio económico si se tiene en cuenta el ahorro de tiempo y el esfuerzo y la larga vida útil que poseen. Además, aunque son más caras que las motosierras, hacen su misma labor y de manera más simple, con menor esfuerzo y con mayor precisión, pero con el inconveniente de que no se pueden mover con tanta facilidad.



La astilladora correcta para cada trabajo

Las astilladoras existentes actualmente en el mercado se pueden diferenciar según su potencia, su funcionamiento, su alimentación y su posición.

Para empezar, hay que tener clara la finalidad con la que se va a usar la máquina, dado que si se emplea para cortar ramas o troncos destinados a chimenea, barbacoa o cualquier otro uso doméstico, servirá con una astilladora de entre tres y diez toneladas de potencia o presión, pero si por el contrario es utilizada en un ambiente más profesional, lo ideal es elegir una astilladora con mayor presión, de entre veinte y cincuenta toneladas. 

La lógica de esto se explica con el hecho de ahorrar tiempo y esfuerzo, pues cuanto más potencia posea la máquina, más rápido se realiza el trabajo, por lo que si se adquiere una astilladora para fin industrial, será conveniente que tenga más de cincuenta toneladas.



Por otro lado, se puede escoger entre una astilladora de cuña y una de tornillo. La primera ya fue descrita con anterioridad en este post, pues se trata de la pieza metálica con forma de cuña, parecida a la cabeza de un hacha, la cual es la que corta el tronco con la ayuda de un cilindro hidráulico que la empuja hacia él, realizando un corte preciso. Esta pieza es fácilmente intercambiable, aunque es resistente y bastante duradera.

La astilladora de tornillo se basa simplemente en un tornillo que entra a presión en el tronco, lo que hace esta opción más peligrosa, pues puede lanzar astillas y virutas de madera a gran velocidad, motivo por el que es menos utilizada que la de cuña, con excepción de en los maderos grandes cortos ya que lo que se busca es romperlos en trozos.

Otra elección es el tipo de alimentación de la astilladora, pudiendo ser: eléctrica, ideal para cortar leña pequeña de uso doméstico debido a su limitada fuerza; a gasolina, más adaptada al uso industrial dado que es más potente y no necesita de un suministro eléctrico cerca; conectadas a tractor, pues la bomba hidráulica se acciona con la fuerza del tractor.

Por último, la astilladora puede tener disposición vertical u horizontal, basándose en la posición en la que se deposite el tronco en la máquina, aunque se debe tener en cuenta que las horizontales poseen más potencia que las primeras.




Hora de usar la astilladora

Cuando ya se tenga claro el tipo de astilladora que mejor se adapta al trabajo para el que se requiere, es hora de pasar a la acción, pero siempre con la protección adecuada, como ropa, calzado y guantes de seguridad, pero sobre todo gafas protectoras, pues no hay que olvidar que pueden saltar astillas a gran velocidad.

También es conveniente darle un mantenimiento a la máquina: limpiarla al acabar de usarla, engrasar las guías deslizantes, controlar el aceite hidráulico,... pero hacerlo siempre con ella apagada.